Entrevistas archivos - Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Castilla y León https://www.caminoscastillayleon.es/category/servicios/entrevistas/ Wed, 19 Feb 2025 15:33:44 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.5 Entrevista nº 53 • Rosario de la Cal Vázquez (feb. 2025) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-53-rosario-de-la-cal-vazquez-feb-2025/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-53-rosario-de-la-cal-vazquez-feb-2025/#respond Wed, 19 Feb 2025 15:33:30 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=35896   — Asistencia Técnica y Dirección de obra para Endesa Generación en la UPH Noroeste en Ponferrada —   Sin tener ningún antecedente familiar, estudias Caminos […]

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— Asistencia Técnica y Dirección de obra para Endesa Generación en la UPH Noroeste en Ponferrada —

 


Sin tener ningún antecedente familiar, estudias Caminos porque “me sonaba bien el nombre”.

[Risas] Lo cierto es que ninguna otra ingeniería puede presumir de lo eufónico que resulta lo “caminos, canales y puertos”, acaso porque se trata un verso de arte mayor eneasílabo como Dios manda [risas]. Yo elijo Caminos fundamentalmente porque ya de niña me llamaban la atención las obras; de hecho, tengo un recuerdo clarísimos de cómo me subía a un montón de arena para ver cómo hacían las obras de saneamiento en mi pueblo, Cacabelos y cómo llegaban las tuberías a mi casa.

También hay que tener en cuenta que en aquella época no teníamos el acceso a la información que tenemos ahora con Internet, y que así, cuando no tenías alguien en la familia con una titulación académica determinada que te pudiera aconsejar, pues no era fácil orientarte.

Vivías en El Bierzo pero eliges la Escuela de Santander en lugar de la de Madrid, que a priori era una ciudad mejor comunicada. ¿Por qué?

En verdad, yo no conocía Santander, pero sí tenía claro que no quería ir a una ciudad “tan grande” como Madrid. Por cierto que solo me matriculé en Caminos en Santander, ni siquiera había previsto matricularme, por ejemplo, en Minas en León o en Oviedo. No tuve problemas. Con la matriculación, me refiero, con los estudios ya fue otra cosa [risas].

Llegas a Santander e imagino que, como casi todos los que estudiasteis en Santander, una de dos: o Colegio Mayor Torres Quevedo o Colegio Mayor Juan de la Cosa.

Sí, eso era lo más común, pero yo estuve durante 3 años en una residencia de monjas, hasta que vino mi hermana a estudiar Ciencias Exactas y ya nos mudamos a un piso. Por lo demás, aun no siendo exclusiva o principalmente un ambiente “caminero”, como sí lo era en el Torres Quevedo o Colegio Mayor Juan de la Cosa, luego acababas juntándote en la residencia con otras compañeras que también estudiaban Caminos ―de hecho, mis tres mejores amigas de entonces son de la residencia, también ingenieras de caminos―.

¿Cómo fue el primer contacto con la Escuela?

El primer shock lo viví con la ciudad misma: en El Bierzo somos muy abiertos y en Santander no lo son, o no lo son tanto, por decirlo así. Pero la conmoción llegó los primeros días en la Escuela: vienes de sacar buenas notas en el instituto ―y aun así tenías tiempo para aprender piano, como era mi caso― y pronto te das de bruces con la realidad: “Si estudias 6 horas al día los 365 días del año ―nos decía un profesor― lo normal es que apruebes”. Pues ni por esas… Para hacernos una idea, quiero recordar que en el primer examen de álgebra hubo 28 aprobados de 600 que nos presentamos. Pero fuera para aprobar o para suspender, nadie puede decir que no estudiaba mucho: la biblioteca estaba siempre llena, fueras cuando fueras.

¿En tu época aún erais pocas las mujeres que estudiabais Caminos?

No, yo calculo que entre un 30% y un 40% éramos mujeres. Sí tengo la impresión de que abandonaban los estudios más mujeres que hombres. También quiero aclarar que no tuve noticia ni conciencia de que a las mujeres se diera un trato desigual por parte de los profesores. A todos nos “machacaban” por igual [risas].

Háblanos de la Escuela: asignaturas, profesores, dureza de los estudios, preponderancia de la teoría…

En primer lugar yo destacaría que, por ridículo que parezca, eso de que “mal de muchos, consuelo de todos” ayudaba mucho para seguir “machacándote” y no tirar la toalla… Yo, por ejemplo, solo aprobé Cálculo en el primer curso, pero como no era la única a la que le ocurría esto, pues decidí tirar p’alante… La media para terminar los estudios yo calculo que estaría en 7-8 años (yo tardé alguno más) y siempre había determinadas asignaturas que tenían fama de ser más duras; así, por ejemplo, las Metálicas ―curiosamente yo aprobé a la primera― o Estructuras ―estuve un año entero solo con ella―. En cuanto a la dureza de los estudios o al exceso de carga teórica a mí no me pareció mal en absoluto: servía para “amueblarte” la cabeza y para saber enfrentarte a cualquier problema. Acaso, si tuviera que poner un pero, es que la teoría que te explicaban en clase luego a veces tenía poco que ver con lo se exigía en los exámenes, de ahí que hubiera que acudir a las academias. Pero, de verdad, yo disfruté mucho de la carrera, me gustaron todas las asignaturas. Ello no obsta para reconocer, como nos ocurre a muchos “camineros de Santander”, que alguna noche tengo pesadillas ―“aún me queda Estructuras”―, cosa que no ocurre a otros profesionales ―la mujer de un compañero, que es médico, siempre se burla de nosotros―.

Estudias la especialidad de Construcción. ¿Nunca te planteaste trabajar en consultora o en la Administración?

La especialidad en Santander eran solo 6 meses en el último curso, esto es, que se trataba en buena medida más de charlas que de una especialidad que te verdad te distinguiera. En cuanto a las salidas profesionales, lo tuve claro desde el principio: yo quería trabajar en obra y, a poder ser, en carreteras.

¿Tenías claro que querías volver a El Bierzo y trabajar por allí?

Yo lo que sí tenía claro es que no quería trabajar en una constructora grande: hoy en Valencia haciendo una obra marítima, mañana en Badajoz construyendo una autovía o el día de mañana en Méjico construyendo un puente. Mi idea era trabajar por León o Galicia o también en el País Vasco, donde trabajaban muchos amigos.

Al final empecé a trabajar en una empresa familiar de El Bierzo, Cymotsa, por cosas del azar: una amiga y compañera, María José de Santiago, me habló de que había esa oportunidad y me llamaron el Lunes de Pascua ―por cierto que era el día del patrón de las fiestas de mi pueblo―.

En esta empresa familiar, en donde no había habido antes que tú ningún ingeniero de caminos, trabajaste 15 años y sobre todo hiciste carreteras.

Era una empresa local que tenía plantas de hormigón y de aglomerado y que aprovechando la mucha inversión de aquellos años (fondos Miner, etc.), apostó por una mayor profesionalización y crecimiento, de ahí que contratara a un ingeniero de caminos. Para mí fue todo un reto, pero ya entonces era una empresa muy bien estructurada en la que al principio lo hacíamos todo nosotros mismos: licitaciones, calidad, seguridad… Por otra parte, en este tipo de empresas ocurre que no solo haces de ingeniera, haces un poco de todo: de casi encargada ―por cierto que había muy buenos encargados―, de comercial, de quien se ocupa de tratar y de hablar el mismo “lenguaje técnico” con la dirección de obra, etc. Para mí fue un trabajo muy gratificante.

Os ocupabais sobre todo de obras de ensanche y refuerzo, además de alguna obra nueva, y también de la conservación y explotación. Cuéntanos qué de particular tiene cada tarea, lo que cambia tratar con una administración o con otra…

¡Son muchas preguntas en una! En cuanto a que las obras sean nuevas o de ensanche y refuerzo, en un terreno montañoso como el nuestro las diferencias no son tantas a como puede ocurrir, por ejemplo, en Tierra de Campos. Desde luego, en una obra con trazado nuevo el movimiento de tierras es mayor, pero en estas carreteras de montaña la ladera está pegada a la carretera y hay muchas obras de paso, pontones, etc. así que cuando se ensancha también hay su complejidad. Incluso te diría que, si bien desde un punto de vista técnico una obra nueva es siempre un reto, desde el punto de vista de ejecución hay menos problemas: el terreno está expropiado y tiras para adelante; en el caso de ensanches, los vecinos suelen dar más guerra. Por mencionar dos obras que construimos a finales de los 2000, yo destacaría como obra de nuevo trazado el tramo de Santa Marina de Valdeón a Posada de Valdeón, y como obra de ensanche y refuerzo el tramo de la LE-5330 de Bembibre a Boeza, donde ensanchamos 3 puentes con prelosas de hormigón y ferrallado in situ.

En relación con la conservación y explotación, en general hay menos “ingeniería” y el azar se quiere más impredecible: por ejemplo, nadie puede prever con antelación un desprendimiento en los Ancares porque ha llovido torrencialmente o porque ha acontecido la “nevada del siglo”. Dicho lo cual, tal vez en conservación y explotación vives con un poco más de desahogo. Yo, en todo caso, me quedo con la obra porque es como un hijo: la ves nacer y la ves crecer, es como un poco tuya.

Por último, en cuanto a las distintas Administraciones titulares de las carreteras, hay mucha diferencia entre las Administraciones Locales ―juntas de vecinos y Ayuntamientos―, donde no suele haber ingenieros y donde casi todo lo tratas directamente con el alcalde, y el resto de Administraciones ―Diputación, Junta de Castilla y León, Ministerio― donde sí que hablas el mismo lenguaje con los técnicos, bien sean los propios funcionarios bien sean las asistencias técnicas contratadas.

En 2014 llega la crisis al sector de la obra pública definitivamente. ¿Cómo la viviste?

Fue pasar de 100 a 0, y con más razón en estas comarcas, donde hubo muchos fondos europeos y se invirtió muchísimo. He de decir que en algún caso puede ser opinable que se construyera alguna infraestructura que no era prioritaria ―algún polideportivo, etc.―, pero con ese dinero se construyeron muchas carreteras, con unas calidades más que aceptables y con buenos márgenes para las empresas. Luego vino la crisis y aquello acabó mal: todos queríamos sobrevivir y hacíamos unas bajas brutales que luego se demostraban indefendibles durante la obra. Consecuencia de todo ello fue que muchas empresas quebraron. En mi caso se añadió que mi jefe, el dueño de la empresa, ya tenía una cierta edad, que había entrado una nueva generación y que otros negocios les iban mejor.

Dejas entonces las carreteras y te pasas a las obras hidráulicas; dejas de ser constructora y te dedicas a controlar a quien construye; dejas una empresa familiar y empiezas a trabajar como cliente principal para una multinacional del sector de la energía, Endesa. En suma, un cambio de 180º.

Absolutamente. Fueron ellos quienes me llamaron y ahora estoy contratada en una empresa catalana, Invall Ingeniería, pero el único cliente para el que trabajo es para Endesa Generación en la UPH Noroeste. Y sí, ahora estoy del otro lado de la obra: asistencia técnica y dirección de obra.

Otro cambio notable “de escala” es que ahora hablo en todas las obras con técnicos ―en las obras para Ayuntamientos y Juntas Vecinales, como comentaba, no era lo habitual―. Por cierto que al tratarse en muchos casos de obras energéticas, medioambientales (flujos ascendentes para peces), etc. tengo la fortuna de tratar con otros profesionales, no solo con ingenieros de caminos, lo cual conlleva un aprendizaje continuo.

En cuanto a las obras en sí, ahora estamos cambiando un desagüe de fondo y se trata de una obra de una magnitud inimaginable ―no quiero ni pensar cómo son las obras de construcción de una presa―, pero habitualmente lo que más depende de nosotros son los mantenimientos, aunque yo me ocupe también de acondicionar accesos, etc.

 


 

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Entrevista nº 52 • Antonio Ruiloba Errandonea (nov. 2024) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-52-antonio-ruiloba-errandonea-nov-2024/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-52-antonio-ruiloba-errandonea-nov-2024/#respond Thu, 21 Nov 2024 11:26:19 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=35035   — Ex Jefe de Área de la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras de la Junta de Castilla y León —   Naces en Santander […]

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— Ex Jefe de Área de la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras de la Junta de Castilla y León —

 


Naces en Santander pero tu segundo apellido es vasco, Errandonea.

Mis abuelos por parte de madre eran de Vera de Bidasoa, mi abuelo, y de Neguri, mi abuela, pero la familia pronto se afincó en Santander y mi madre ya desde muy joven vivió siempre en Santander (por cierto que vivían en el chalé que ocupa actualmente la ingeniería APIA XXI, en pleno Sardinero). Lo cierto es que yo prácticamente no he tenido mayor relación ni con el País Vasco ni con Navarra.

Justamente tu abuelo materno, Esteban Errandonea Larrache, fue ingeniero de caminos y director de la Electra de Viesgo. ¿Había más antecedentes en tu familia?

En efecto, mi abuelo paterno ―a quien no conocí, pues murió con solo 46 años en 1941―, llegó a ser director de la Electra de Viesgo y tuvo un papel relevante en el proyecto y construcción de los Saltos del Nansa. Que yo tenga conocimiento, no hubo más ingenieros en la familia antes que él. Por parte de la familia de mi padre fue la Medicina la que atrajo vocaciones. Mi tío político (Dr. Pascual de Juan Rodriguez), por ejemplo, trabajó con Ramón y Cajal, premio Nobel en 1906, y fue un médico de gran prestigio. Mi padre también fue uno de los urólogos más afamados de Santander, discípulo del Dr. D. Julio Picatoste. Mi abuelo, que había nacido en un pueblo muy pequeño y con lo puesto, como quien dice, se fue “a hacer las Américas” ―a Cuba― con 8 o 10 años y con solo “50 céntimos cosidos en la camisa”. Al cabo hizo fortuna y mi abuela, originaria de Laredo, se volvió a Santander con sus hijos. Mi abuelo se ocupó de que sus hijos tuvieran estudios, y es así como mi padre cursó la carrera de Medicina.

Así las cosas, lo lógico habría sido estudiar Medicina.

De hecho, cuando yo estudiaba COU había algunas “asignaturas orientadoras” y yo elegí… “Introducción a las ciencias médicas”. Me di cuenta enseguida de que ese no era mi camino; y es que ocurre que para encontrar tu destino, a veces no hay como equivocarse… antes de tiempo. Mi padre me quiso convencer de que la Medicina era “una ciencia de vivos”, y tal vez sea así, pero fue solo pensar en el primer cadáver y poco menos que salí corriendo.

Eliges estudiar Caminos. ¿Por vocación, porque había Escuela en Santander…?

Más por lo segundo que por lo primero. Entonces el primer curso de las ingenierías era común y en lugar de irme a Madrid a estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones, como era mi deseo en un principio, opté por estudiar primer curso “en casa” y luego marchar a Madrid. Así lo hice. Me matriculé en Teleco, asistí a las primeras clases… y me volví a Caminos. Me di cuenta de que Teleco, que “sonaba” más moderna que cualquier otra ingeniería, no me satisfacía. Afortunadamente aún no habían hecho el traslado de expediente desde Santander… También tengo que decir que echaba muchísimo de menos navegar, que ha sido una de las grandes aficiones de mi vida.

A diferencia de muchos alumnos de Caminos, tú no vives en un Colegio Mayor. ¿Había una brecha notable entre ellos y quienes erais de Santander?

Probablemente sí, casi diría que por fuerza. Yo, por ejemplo, fuera de la Escuela me relacionaba con mi grupo de amigos de Santander de toda la vida y particularmente con el grupo que hacíamos vela. Por otra parte, es fama que la gente de Santander somos un poco especiales [risas].

¿Qué recuerdos guardas de tu paso por la Escuela?

En primer lugar, y como ocurre a la mayoría ―o a todos sin excepción―, recuerdo la dureza de los estudios. Yo estudié con el Plan 75. Eran 6 cursos y el primer año era selectivo: no podías pasar a segundo curso si no habías aprobado todas y cada una de las asignaturas. Incluso para que no te expulsaran tenías que tener siquiera una asignatura aprobada el primer año. Ello conllevaba que tardabas de media 7, 8 (fue mi caso) o más años para terminar los estudios y que un gran número de quienes habíamos empezado se quedara por el camino. Aquella exigencia también provocaba que en segundo o tercer curso bastante gente se fuera a Madrid o, sobre todo, a Barcelona ―de hecho, un año se fueron tantos alumnos que se recuerda como “la estampida”―.

¿Qué asignaturas, qué profesores te interesaron más?

Me interesaron sobre todo las asignaturas relacionadas con las matemáticas y, sobremanera, con las estructuras. La ingeniería hidráulica, por ejemplo, no me llamaba especialmente la atención. En cuanto a los profesores, destacaría a un puñado de ingenieros de caminos que daban clase y eran buenos, no tanto por cómo explicaban el contenido de la asignatura, sino por la visión global que daban de la profesión. Por citar solo a dos, me acuerdo de D. Guillermo Gómez Laa y de D. Antonio Altadill. El primero, catedrático de Presas, te advertía en la primera clase que con la geología que íbamos a aprender no podríamos llamarnos geólogos, pero que nos valdría para “saber hablar” con los geólogos. En cuanto a D. Antonio Altadill, que era un ingeniero de la Confederación, nos aconsejaba siempre que, antes de sentarnos en el gabinete a redactar un proyecto, nos acercáramos al pueblo en cuestión a pegar la hebra en el bar con alguna persona mayor y que le preguntáramos hasta dónde había llegado el agua en la última crecida, etc. Como digo, más que enseñanzas técnicas propiamente dichas, que también, estos profesores te transmitían una cierta idea de la profesión, una idea humanista en sentido amplio, si cabe calificarla así.

Aun gustándote las estructuras, eliges la especialidad de Transportes, Puertos y Urbanismo. 

En realidad las asignaturas de especialidad se cursaban solo durante el último año. Las carreteras me gustaban, pero no negaré que en la especialidad de estructuras daba clase Avelino Sanmartín, un gran profesor pero un auténtico “hueso” y preferí evitarle [risas]. No obstante, después de haber terminado la carrera, cursé por gusto algunas asignaturas de la especialidad de estructuras, por ejemplo con el añorado profesor Juan José Arenas.

Empiezas tu andadura profesional como jefe de obra. ¿Preferías trabajar en constructora antes que en un consulting o antes que opositar?

La verdad es que no tenía ninguna preferencia. De hecho, me acuerdo que medio en broma medio en serio mi compañero y gran amigo José Ramón Díaz-Tejeiro y yo nos planteamos la posibilidad de ir a trabajar a las islas Canarias, si hubiera hecho falta. O donde fuere…

Por aquel entonces el Colegio te enviaba a casa unos papeles de color naranja con ofertas de empleo. Yo llamé a una de las empresas que aparecía, Ericsson ―la célebre compañía sueca que más adelante sería conocida por fabricar teléfonos móviles y ordenadores― y empecé a trabajar en su división ferroviaria.

Contaré no obstante una anécdota. Simultáneamente a la entrevista de trabajo con Ericsson había hecho una entrevista con Ferrovial. Cuando me preguntaron si me gustaba más redactar proyectos o construir obras, yo respondí honestamente que primero se proyecta y luego se construye, y que yo quería conocer las dos facetas de la profesión. Me dieron una respuesta memorable: “Sr. Ruiloba, o se es entrenador o se es futbolista, pero las dos cosas a la vez, no”. No me volvieron a llamar… [risas]; quizás porque les dije que Luis Aragonés era entrenador y futbolista y que estaba obteniendo muchos éxitos..

Trabajaste en obras de enclavamiento eléctrico en Medina del Campo, de señalización de accesos en Barcelona… Parecía más un trabajo propio de ingenieros industriales o de telecomunicaciones.

Sí, así es, pero ocurre que había un ingeniero de caminos del entonces Ministerio de Transportes, D. Agustín García Borreguero, que consideraba más oportuno que los Jefes de Obra e interlocutores en sus obras fueran ingenieros de caminos.

Enseguida te pasas a las carreteras y trabajas en la variante de la autovía A-62 y A-6  en Tordesillas y en un tramo de la N-I en Vitoria.

En la obra de Medina del Campo teníamos como subcontratista a Javier Guinovart, que estaba centrado sobre todo en obras ferroviarias. Entonces ―e imagino que ahora también― era muy habitual que las empresas intercambiaran “clasificaciones”: yo te abro las puertas al mundo ferroviario y a cambio me dejas ir contigo en obras de carreteras; es lo que ocurrió en el caso de la variante de Tordesillas: Guinovart fue con Construcciones y Contratas. Es entonces cuando Guinovart me propone irme con ellos a esa obra. Para mí fue un regalo, pues había de todo: el primer puente empujado de España ―el proyecto era de Javier Manterola―, tipologías variadísimas de estructuras, terraplenes notables… Por cierto que el director de las obras era Antonio del Moral por parte del Ministerio y siempre lo tuvo claro: para dar por buena la ejecución de un terraplén tiene que haber pasado un invierno, cuando menos… ¡Como ves siempre se aprende! A continuación, ya como jefe de obra, me fui con Guinovart y Yárritu a un tramo de la N-1 en Vitoria.

Estás ocho o diez años en la contrata y decides opositar a la Junta de Castilla y León.

La vida en obra en aquellos años, ahora creo que menos, era muy dura: salías el domingo por la tarde de casa y no volvías hasta el viernes por la noche, vivías en hoteles… El caso es que yo ya conocía a quien luego fue y es mi mujer, Belén, y mi suegro, que era una persona muy inteligente (arquitecto de profesión), me sugirió llevar una vida más estable: “Preséntate a las oposiciones de la Junta de Castilla y León y duermes todas las noches en casa”. Así lo hice.

Estamos hablando de principios de los noventa. ¿Cómo eran las oposiciones en aquellos años?

Pienso que quizá más sencillas, y también éramos menos. Entonces el Colegio editaba todos los años unos temarios que no eran específicos para ninguna Administración pero que valían para todas… Me presenté, aprobé el primer ejercicio y dejé de trabajar para prepararme mejor los otros dos ejercicios. Quiero recordar que al primer ejercicio nos presentamos 4 o 5 compañeros para 2 plazas y al final aprobamos Ramón Martín Sanz y yo. En el tribunal estaban Carlos Casaseca y Antonio Alonso Burgos.

Empezaste como técnico facultativo, luego fuiste jefe de servicio de planificación, programación y estudios y finalmente te has jubilado como jefe de área. 

Sí, yo empiezo en Burgos con Felipe Berganza, pero al poco tiempo Luis Alberto Solís ―que había sustituido a Carlos Casaseca en la Direccion General― y Pablo de la Fuente me reclamaron para Valladolid. Yo empiezo trabajando principalmente en la supervisión de proyectos y gestión de asistencias técnicas de redacción de proyecto. No obstante ello, también dirigí obras a la par. Quiero citar aquí, especialmente, las obras en la carretera CL-631 entre El Bierzo y Laciana (Toreno – Villablino), en León, unas obras muy complejas pero que a la vez fueron muy gratificantes. Se entiende la complejidad de aquellas obras si se piensa que para ejecutarlas se formó una UTE entra Dragados y FCC.

¿Qué aporta haber sido cocinero antes que fraile, esto es, contratista antes que funcionario?

Te aporta, sobre todo, un “principio de realidad”, un conocimiento real del “arte de lo posible”. Quiero decir que haber sabido antes, como contratista, lo que cuestan las cosas ―y no me refiero solo ni principalmente al resultado económico― te ayuda a dirigir mejor las obras luego, cuando eres director de las obras funcionario. A propósito, hay quien defiende que cuanto menos sepa el funcionario, mejor para el contratista: en absoluto. Al contratista le interesa un director de obras que decida, y para decidir hay que saber.

¿Cómo han cambiado las empresas constructoras desde aquellos lejanos años 90? ¿Y la Administración?

En el caso de las empresas constructoras nacionales, para obras como las nuestras, pienso que no han cambiado gran cosa (siempre contaron con los mejores medios); no ocurre lo mismo con las empresas locales y regionales, que se han tecnificado y profesionalizado muchísimo.

En cuanto a la Administración, en nuestro campo prima la técnica por encima de la política, aunque sí es cierto que hay ahora más prisas por terminar las cosas, etc. ¡Será la velocidad que “mete” la era digital! Por supuesto hay nueva y numerosa legislación sectorial (seguridad y salud, residuos, medioambiental…) y también destacaría que ahora los proyectos son más multidisciplinares, participan más profesionales ―por ejemplo, en todo lo relacionado con el medioambiente―.

Estamos hablando de principios de los noventa. ¿Cómo eran las oposiciones en aquellos años?

Pienso que quizá más sencillas, y también éramos menos. Entonces el Colegio editaba todos los años unos temarios que no eran específicos para ninguna Administración pe

Respecto de que no haya más presiones políticas que hace años hay quien opina de otra manera.

Yo hablo por mi experiencia y doy fe, de verdad, de que cuando una actuación es necesaria, esa actuación se lleva a cabo. Eso es lo que yo he vivido. A mi juicio, el proyecto y construcción de nuestra red de carreteras se ha prestado poco al juego de la política, felizmente.

Lo que sí quiero es aprovechar la ocasión para destacar los grandes compañeros que he tenido todos estos años en la Junta de Castilla y León. Tanto ellos como ellas son unos magníficos profesionales, y buenos amigos. No puedo decir todos sus nombres, pero sí me vas a permitir que cite a mis dos Directores Generales, Luis Alberto Solís, también ingeniero de caminos, y Jesús Puerta. Ambos magnificas personas, buenos amigos, y grandes profesionales; y puedo asegurar que el trabajo de Director no es nada sencillo.

Otra obra destacada en que participas en calidad de inspector es la autovía Valladolid-Segovia, una autovía de peaje en sombra, con sus ventajas e inconvenientes.

La principal ventaja, sin ninguna duda, es el plazo de puesta en servicio: la autovía León-Burgos se construyó entre 1997 y 2006, mientras que la Valladolid-Segovia se licitó, construyó y abrió al público en 5 años, entre 2003, cuando Juan Vicente Herrera lo anuncia en las Cortes, y 2008. Y estamos hablando de 100 kilómetros. Otra ventaja, a mi juicio, es que te “olvidas” de la conservación: los concesionarios tienen que cumplir sí o sí con el Pliego, mientras que en una autovía que mantienes tú dependes mucho de las partidas presupuestarias que se consignan cada año.

Aparte del ejercicio de la ingeniería, has tenido una afición principal: la vela (clase Snipe). Y no solo afición: llegaste a ser de joven Campeón del Norte y a punto estuviste de ir al Campeonato de Europa.

Sí, desde niño la vela ha sido mi gran afición, aunque siempre me ha interesado más la técnica que la competitividad  ―de hecho la clase Snipe no es categoría olímpica―. Es verdad que de joven sí que competí en numerosas regatas por toda la costa española y en ambos archipiélagos. Incluso competí en Italia y Portugal. Siempre con buenos resultados. Mi mayor disgusto fue que el día en que se celebraba el Campeonato de Europa, para el que me había clasificado, un examen de estructuras me impidió participar: era la asignatura de cuarto de Avelino Sanmartín… Luego sí que he sido monitor (Federación Cántabra de Vela) y aún disfruto muchísimo de la navegación.

Te acabas de jubilar. Qué aficiones, qué inquietudes tienes.

Ahora podré dedicar más tiempo a la lectura, que también me gusta mucho, especialmente los libros de filosofía y pensamiento, y aquí incluyo, por ejemplo, las Meditaciones de Marco Aurelio, que es lo último que acabo de terminar. Soy aficionado a la fotografía ―ahora también vuelo drones―, a todo lo relacionado con el mundo del motor, practico tenis… Pero ahora que estoy jubilado, y también cuando no lo estaba, mi lema es único: la “sencillez”. Hay que procurar siempre “pensar en sencillo”, hacer por buscar la “sencillez”. Por último, en mi caso he de decir que lo he tenido y lo tengo fácil: mi mujer, Belén, ha sido y es el rumbo seguro que me acompaña desde los “veintipocos”. A ella se unen ahora nuestros dos hijos.

 


 

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Entrevista nº 51 • Ahmed Zaki (may. 2024) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-51-ahmed-zaki-may-2024/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-51-ahmed-zaki-may-2024/#respond Mon, 10 Jun 2024 09:37:07 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=33882   — BIM Project Manager . HPC (Hinkley Point C) EPR (European Pressure Reactor) Nuclear Power Plant —   Habitualmente empezamos las entrevistas por el principio: […]

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— BIM Project Manager . HPC (Hinkley Point C) EPR (European Pressure Reactor) Nuclear Power Plant —

 


Habitualmente empezamos las entrevistas por el principio: la Escuela, pero en tu caso es obligado partir de unos antecedentes sui géneris. Eres trilingüe (inglés, árabe y castellano), y antes de vivir en España habías vivido en Egipto y en USA.

Hasta los 9 años viví en Egipto y luego en Los Ángeles, en Estados Unidos. Mi padre era agregado cultural del consulado egipcio allí y dos años después ocupó el mismo cargo en Madrid, así que yo llegué a España con 11 años. Unos años después mi hermano y yo empezamos a estudiar en la Universidad española y ya nos quedamos todos en Madrid.

Por venir a los idiomas, ¿en cuál te encuentras más cómodo? Por otra parte, tienes nivel C2 en portugués ―trabajaste en Brasil― y en francés ―ahora vives en París―: ¿es suficiente para manejarse como ingeniero?

Yo siempre estudié por el sistema inglés, tanto en Egipto como cuando llegué a España, pero la pronunciación americana del inglés en Los Ángeles me ha marcado. En cuanto a comodidad, a mi juicio el árabe, con 27 fonemas y el español, en donde se habla como se escribe, son lenguas más flexibles, incluso más regladas sintácticamente. En cuanto a manejarte como ingeniero con un nivel C2 de cualquier idioma, yo creo que sí es suficiente, además de que la lingua franca hoy es el inglés, y cuando hay varias nacionalidades en una reunión, por ejemplo, todo el mundo acaba entendiéndose en inglés.

Llama la atención que sabiendo árabe, algo del todo inhabitual en nuestra profesión, no hayas trabajado con una empresa española en Dubái, en Arabia Saudita… donde tienen contratada mucha obra. Tampoco en un país anglófono.

No ha sido intencionado por mi parte… Cuando terminé los estudios en 2011 había una crisis enorme en el sector e hice un curso de la Demarcación de Madrid que incluía becas internacionales. Coincidió que me ofrecieron irme a Brasil y allí me fui; si me hubieran ofrecido irme a Dubái también habría ido, claro. Yo estaba abierto a trabajar fuera de España, en cualquier parte.

Vengamos ya a la Escuela. ¿Había antecedentes en la familia, tenías “auténtica vocación”…?

En cuanto a la familia, lo que había era antecedentes culturales; como decía, mi padre, egiptólogo, estuvo como agregado cultural en distintos países iberoamericanos, en Estados Unidos, en España… Mi madre por su parte es filóloga de formación. Respecto de la vocación, a más de lo habitual, tener buenas notas en matemáticas, en física, etc., siempre he sido muy “materialista”, esto es, que una obra es algo tangible, a diferencia de lo que ocurre con la electricidad (ingenieros industriales) o las ondas (ingenieros de telecomunicaciones). Además me parecía, y lo creo ahora con mayor razón, que nuestra profesión permite cambiar las cosas “realmente” y hacer aportaciones a la sociedad para mejorarla.

Cómo fue tu paso por la Escuela.

Al principio, un “palo tremendo”. No solo porque vienes del instituto con buenas notas, sino que por primera vez te ocurre que aun estudiando… no apruebas. Otro cambio notable es que en el colegio y en el instituto tenías a los profesores encima de ti, te prestaban atención y en la Escuela te tienes que buscar la vida. Por lo demás, a mí me pareció una formación muy buena, tanto por la base teórica que adquieres en los primeros años como por el carácter generalista de los estudios. En esto nuestra carrera se quiere felizmente orteguiana, que en su Meditación de la técnica prevenía contra “la barbarie del especialismo”. (Doy fe de que en los países en que he trabajado el “especialismo” está a la orden del día…). También querría destacar que yo en la Escuela, frente a lo que parece a veces un lugar común, yo no noté ninguna competitividad insana, más bien al contrario, había mucho compañerismo.

¿Qué asignaturas o profesores te gustaron más? Por otra parte, eres de la especialidad de Cimientos y Estructuras pero el trabajo fin de carrera fue un Plan de Ordenación Urbana en Navalcarnero…

Ahora quiero acordarme de Muruzábal y la Estadística, que me interesó mucho. También recuerdo a Óscar Martínez en Transportes, a Alfredo Granados en Obras Hidráulicas, la asignatura de Métodos Matemáticos de las Técnicas… Pero sobre todo aprendí mucho con Paco Calderón, mi profesor de la academia CPI: física, mecánica, hormigón…

Lo del trabajo fin de carrera es verdad que puede causar extrañeza, pero en realidad el 90% de las asignaturas, o un porcentaje similar, es común a todas las especialidades. Además me parece muy formativo hacer un trabajo, por así decir, ajeno a la especialidad: “Quien más abarca, ve más”, que dice el proverbio. Pero siempre tuve claro que quería dedicarme a las estructuras y, afortunadamente, siempre he trabajado en este campo.

Empiezas a trabajar en Euroestudios, y desde un principio ya en Internacional. Por cierto que participas en algún estudio y oferta de proyectos constructivos en Argelia. Imagino que conocer el árabe te fue de mucha ayuda.

Se trataba de licitaciones de organismos multilaterales, no de la propia Administración argelina, por lo que las ofertas en estos casos (Banco Mundial, etc.) siempre se redactan en inglés o en francés, como era el caso. Sí que en algunas partes de los proyectos podía haber datos de entrada en árabe, etc., pero también he de decir que no tengo un conocimiento suficiente de muchos términos técnicos en árabe.

Dejas Euroestudios y te incorporas a Acciona, primero en la oficina de Madrid como gestor de proyectos (presentación de ofertas, principalmente). ¿Qué diferencias hay entre trabajar en una empresa de consultoría y hacerlo en la ingeniería de una gran constructora?

Quizá la diferencia principal sea que en el caso de la oficina técnica de una gran constructora el cliente principal casi siempre es la misma constructora, lo que te permite trabajar en obras enormes en el extranjero, obras a las que en muchas ocasiones una empresa consultora por sí misma no puede llegar. También, creo, tienes un mayor grado de autonomía.

Al poco dejas la oficina de Madrid y te vas a Brasil a pie de obra, trabajando en la rehabilitación y ampliación de estructuras en una carretera federal en Río de Janeiro, en la construcción de nuevas estructuras en la primera circunvalación de São Paulo y también en el refuerzo de veinte puentes ferroviarios. ¿Cómo fue tu experiencia allí?

Al principio nadie me entendía porque no conocía el portugués pero mi integración fue más rápida de lo habitual; hay países u obras en que trabajas codo con codo con la oficina de Madrid y empleas el idioma nativo lo justo, pero en nuestro caso Acciona Ingeniería Brasil era autónoma y trabajábamos directamente con las autoridades y empresas brasileñas, sin apenas contacto con España, de ahí que aprendiera el portugués con mayor rapidez; como quien dice, “a la fuerza ahorcan”.

¿Qué supone calcular y construir estructuras de acuerdo a unas normas técnicas, a unos procedimientos constructivos distintos a los que se usan en España?

Por mi experiencia en distintos países en que he trabajado, la diferencia principal entre unas normas y otras acaso sean los coeficientes reductores, pero casi todas las normas tienen un planteamiento parecido, sean los Eurocódigos, las normas ACI, etc. En el caso de Brasil, además, se da la circunstancia de que existen catálogos de puentes muy precisos y de larga data, así que se hace difícil proponer y que sean aceptadas soluciones novedosas. Entienden que a cambio de no optimizar todo lo que se pudiera, se acotan posibles sorpresas. Por otra parte, esta manera de concebir los puentes acaso también tenga que ver con que allí los ingenieros tienen una formación más práctica, menos científica, por decirlo así, de ahí que emplear catálogos tenga todo su sentido. Dicho esto, yo tuve la suerte, no solo de participar en la construcción ex novo de estructuras ―que por tanto han de cumplir con lo establecido en los catálogos existentes―, sino que colaboré en proyectos de rehabilitación y refuerzo en que no hay catálogos ad hoc porque cada caso es particular: los materiales son de distintas edades, cuando se proyectaron las normas técnicas o catálogos ya no están en vigor, etcétera.

Vuelves a la oficina de Madrid y trabajas como ingeniero de estructuras en proyectos por todo el mundo (depuradoras, puertos, edificación, puentes…), pero dos o tres años después dejas Acciona y te vas a otra empresa especializada en estructuras singulares, Lanik, en San Sebastián. ¿Por qué?

En 2016 aún se arrastraba una fuerte crisis en el sector de la obra pública en España y Acciona Ingeniería hace una serie de EREs: de 1.000 empleados a 175 aproximadamente y tenemos que buscarnos la vida. Lo cierto es que yo, como muchos compañeros, nunca había oído hablar de Lanik, una empresa que ofrece, inter alia, soluciones de cubiertas, fachadas o estructuras retráctiles llave en mano: diseño, fabricación y montaje. Tuve una suerte enorme por varias razones: primero, porque pude participar en algunas estructuras realmente singulares como el Parque de Exposiciones de Toulouse; segundo, porque Lanik era une empresa de escala más humana que Acciona Ingeniería y por ello tenía más margen de libertad; y tercero, me permitió trabajar con otros profesionales, arquitectos e ingenieros industriales principalmente.

En Lanik, además de calcular o diseñar estructuras, también te ocupabas de la gestión y planificación de la compra de materiales, de la fabricación de la estructura…

Para mí fue una experiencia nueva y del todo enriquecedora. Habitualmente Lanik compra las estructuras metálicas a fabricantes del País Vasco, pero en el caso de Toulouse excepcionalmente hubo que comprar materiales en Francia. Me permitió conocer también cómo se construye en el país vecino: se respetan los plazos, la exigencia es mucha y son muy organizados.

Dejas Lanik después de 2 años y te vas a París para trabajar como ingeniero de estructuras, y actualmente como BIM Project Manager, en un proyecto faraónico: la primera central nuclear en suelo británico, Hinkley Point C nuclear power station (HPC).

Sí, como bien dices, es una obra única, así que no pude dejar pasar la oportunidad y seguir creciendo profesionalmente. Yo trabajo para egis 2019, una empresa francesa de consultoría que factura más de 1.300 millones de euros al año, si bien yo estoy encuadrado en un equipo que pertenece a Empresarios Agrupados (anteriormente perteneciente a Técnicas Reunidas, Gas Natural, Ghesa. e Iberdrola). En cuanto a la obra en sí, es complejísima; por dar una cifra de EDF Energy, se emplearon 850.000 horas para la elaboración del proyecto, que duró cuatro años. A propósito, y ya en la fase de obra, no me cabe ninguna duda de que cuanta más ingeniería, mejor ejecución, pero también he de decir que acaso los procedimientos, muy reglados y rígidos, acaso sean excesivos y en alguna ocasión me hacen dudar de si trae cuenta emplear tantas horas de ingeniero para procesos que a veces tienen más de gestión administrativa que de aporte técnico. Por otra parte, a mi juicio en Francia se gestionan mejor los equipos de trabajo que en España: se dedican más horas y esfuerzos a la gestión y hay un gestor por cada 5 trabajadores en vez de por cada 100, exagerando un poco, y al cabo se optimizan mejor los medios con que se cuenta.

 


 

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Entrevista nº 50 • Ricardo Rodríguez Robles (feb. 2024) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-50-ricardo-rodriguez-robles-feb-2024/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-50-ricardo-rodriguez-robles-feb-2024/#respond Wed, 14 Feb 2024 15:43:12 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=32214 Managing Director Europe Snacks Spain & Portugal

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Managing Director Europe Snacks Spain & Portugal

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Entrevista nº 49 • Carmen Díaz-Caneja (jun. 2023) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-49-carmen-diaz-caneja-jun-2023/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-49-carmen-diaz-caneja-jun-2023/#respond Wed, 12 Jul 2023 07:56:36 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=30815 Gerente de pruebas en la implantación de la estrategia digital en Iberia y British Airways Cargo

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Gerente de pruebas en la implantación de la estrategia digital

en Iberia y British Airways Cargo

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Entrevista nº 48 • Lorenzo Saldaña Martín (feb. 2023) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-48-lorenzo-saldana-martin-feb-2023/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-48-lorenzo-saldana-martin-feb-2023/#respond Thu, 23 Feb 2023 12:39:09 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=29408 Ingeniero burgalés

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Ingeniero burgalés

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Entrevista nº 47 • Juan José Balboa García (sep. 2022) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-47-juan-jose-balboa-garcia-sep-2022/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-47-juan-jose-balboa-garcia-sep-2022/#respond Thu, 10 Nov 2022 08:21:17 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=28182 WSP · Associate

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WSP · Associate

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Entrevista nº 46 • Begoña García Fernández (jul. 2022) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-46-begona-garcia-fernandez-jul-2022/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-46-begona-garcia-fernandez-jul-2022/#respond Wed, 27 Jul 2022 06:17:38 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=27487 Burmeister & Partners • Associate Director & Project Manager

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Burmeister & Partners • Associate Director & Project Manager

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Entrevista nº 45 • Álvaro Morala Álvarez (feb. 2022) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-45-alvaro-morala-alvarez-feb-2022/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-45-alvaro-morala-alvarez-feb-2022/#respond Tue, 08 Mar 2022 10:46:03 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=25728 Implenia AG • Jefe de obra

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Implenia AG • Jefe de obra

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Entrevista nº 44 • Beatriz Díaz López (nov. 2021) https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-44-beatriz-diaz-lopez-nov-2021/ https://www.caminoscastillayleon.es/entrevista-no-44-beatriz-diaz-lopez-nov-2021/#respond Thu, 09 Dec 2021 10:33:27 +0000 https://www.caminoscastillayleon.es/?p=24675 HIDRYCON • Dirección Técnica-Gerencia Adjunta

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HIDRYCON • Dirección Técnica-Gerencia Adjunta

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